Energía y mitocondria, ¿cómo mantenerlos saludables?
La mitocondria está encargada de la producción de energía de nuestro cuerpo.
La mitocondria está encargada de la producción de energía de nuestro cuerpo.
La mitocondria es susceptible a deficiencia de nutrientes, toxinas en el medio ambiente y daño oxidativo. Los nutrientes más importantes para un correcto funcionamiento son:
La CoQ10 (Co Enzima Q-10/Ubiquinol) es un antioxidante super importante para proteger la mitocondria, además ayuda a transportar a los electrones para que estos sean convertidos en energía.
La Riboflavina (Vitamina B2) y Niacina (Vitamina B3): Son vitaminas que sin ellas no se podrían hacer los combustibles principales para hacer el ATP y mantener los niveles de energía
El Fósforo es un mineral que participa en la formación de unos compuestos llamados fosfatos que son parte del esqueleto del ATP, entonces también es necesario para la producción de energía.
El Cobre y Zinc: Son minerales que apoyan a la síntesis de uno de los antioxidantes más importantes para el cuerpo conocida como Super Óxido Dismutasa (SOD) la cual apoya a cuidar a la mitocondria del daño ocasionado por el medio ambiente
El hierro y magnesio también forman una parte importante para la producción de energía por parte de la mitocondria
N- Acetil L-Cisteína (NAC): Precursor de glutatión, otro de los antioxidantes fundamentales del cuerpo. También apoya a proteger a la mitocondria del daño ocasionado por el medio ambiente.
Como ya vimos, la mitocondria es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, por lo tanto, si está presenta alguna disfunción se pueden desarrollar ciertos padecimientos como: envejecimiento prematuro, Alzheimer, enfermedades cardiovasculares, síndrome de fatiga crónica, demencia, diabetes, episodios de migraña y Parkinson.
Para mantener el buen funcionamiento de la mitocondria te recomendamos tratar de llevar una alimentación rica en nutrientes que protegen la mitocondria como:
Incluir alimentos de bajo índice glucémico, como frutos rojos, kiwi, leguminosas, cereales integrales y verduras. Aumentar el consumo de pescados de aguas frías como salmón, atún y sardinas, ya que estos son ricos en Omega-3 y sabemos que nuestras células están hechas en un 90% de grasas buenas, entonces el omega-3 apoya a la función de las mismas(2), también puedes incluir alimentos como: aceitunas, aguacate, coco y sus aceites, nueces (pecanas, almendras, pistaches, macadamias, avellanas y piñones) como fuente de grasas saludables. (3,4)
Independientemente de la alimentación, realizar ayuno de 14 a 16 horas es una práctica milenaria que tiene grandes beneficios para mejorar y apoyar la salud de la mitocondria. También hacer ejercicio preferentemente de fuerza y/o resistencia propicia el incremento de mitocondrias y, por lo tanto, la producción de energía. (5)
Es importante no olvidar el aporte necesario de vitaminas de complejo B ya sea por suplementación o por alimentación, ya que son componentes esenciales en la cadena para la producción de energía dentro de la mitocondria.
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Disminuir la exposición a toxinas como algunos medicamentos, alcohol, pesticidas o herbicidas, toxinas derivadas del plástico y metales pesados porque estos actúan como disruptores de la barrera intestinal y producen alteraciones hormonales y dañan la mitocondria. Evitar alimentos que contengan grasas trans, grasas saturadas o aceites de semillas como canola, maíz, soya, algodón, cártamo, y girasol; principalmente si los utilizan para freír. Procurar evitar también productos con colorantes y conservadores sintéticos y alimentos que contengan jarabe de maíz alto en fructosa, ya que pueden tener un efecto pro- inflamatorio.(7)
Lo que entra a nuestro cuerpo va a todas nuestras células, ya sea por la vía gastrointestinal, inhalada por medio de nuestros pulmones, o a través de la piel; es muy importante poner atención a lo que comemos, inhalamos, y/o nos untamos. Todos estos compuestos y/o químicos naturales o sintéticos van a estar íntimamente relacionados con nuestra salud mitocondrial, ya que influyen directamente en la célula, y por ende afectan positiva o negativamente a la mitocondria. Mientras más simple y natural (menos procesado/industrializado) sea lo que ingerimos, mejor salud mitocondrial vamos a disfrutar.
Fuentes
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